- 3 mil 782 artesanos ofertan lo mejor de su producción en las trece provincias del departamento.
Semana Santa es motivo para vivir y documentar las ancestrales manifestaciones culturales que siguen vivas y permiten fortalecer el espíritu de esta tierra. Viajar es explorar, descubrir, sentir y conocer las maravillas que forman parte de la herencia que ha forjado la historia.
Este Domingo de Ramos se puede disfrutar de la tradicional Fiesta de las Cruces, enormes estructuras de madera y palmas, ricamente adornadas para conmemorar el ingreso de Jesucristo a Jerusalén. Cientos de años desde la adopción de la fe cristiana en estas tierras, la herencia cultural sigue vigente.
“Cajamarca ofrece al visitante la oportunidad de visitar templos coloniales, además participar en actividades religiosas es una tradición familiar”, señala Liz Bazán, directora regional de Comercio Exterior y Turismo. “Los templos de San Francisco, Santa Catalina (Catedral) y Belén en el centro histórico de la ciudad de Cajamarca son atractivos únicos”, comenta.
“El turismo es conocer, pero también tener la experiencia y ser partícipe de las actividades propias de la zona y ahondar más en la idiosincrasia de la población. Asimismo, no dejemos de lado la oportunidad para los amantes de la naturaleza, observadores de aves, fotógrafos paisajistas e investigadores”, agrega Bazán.
El turismo religioso es la modalidad de viaje motivada por la fe, la espiritualidad, la devoción o el interés por conocer el patrimonio de arte sacro. En el caso de Cajamarca, las celebraciones en honor a la Virgen de los Dolores mueven multitudes, fieles devotos llegan a la ciudad para participar de las actividades de la Santa Patrona.
Asimismo, 3 mil 782 artesanos ofertan lo mejor de su producción en las trece provincias del departamento. Sombreros, ponchos, joyas, instrumentos musicales, bisutería, repujado en cuero, alfarería son las muestras del arte en estas zonas.